Quiero una furgoneta!!!

Quiero una furgoneta Volkswagen. Bueno, me conformo con una furgoneta a secas, de la marca que sea, hasta Hacendado me vale, pero el “tío guay” que vive dentro de mí quiere que sea una Volkswagen.

Sueño con furgonetas. En los mejores de estos sueños sale la VW California y en los sueños más realistas aparece la Citroen C-15 de Genaro el pintor. Cualquiera me vale para mi propósito. Realmente lo que necesito es un cubículo con ruedas donde poder dormir si me escapo a algún sitio. Sí amigos, estamos hablando de ahorrarme pasta y hacer el gitano, dos de los pilares básicos de mi carácter. Como soy un poco flipi siempre me ha hecho gracia la idea de dormir por ahí en un sitio chulo tumbado en tu propia furgoneta. Libertad, paz y esas paparruchas que nos venden tan bien.

Y aparte de todo este rollo bucólico no se me olvida que una furgoneta es un seguro de vida. Uno nunca sabe qué le va a deparar el destino y si acabará viviendo en un palacio o en la C-15 de Genaro. Si la vida se ríe de ti hasta tu último suspiro al menos podrás esperar la muerte tumbado en tu furgoneta y no en la puta calle. Dónde va a parar.

Otro sitio donde puedes esperar la muerte por doblamiento y punción es en mi Renault Clio si intentas dormir dentro. Aun tumbando los asientos de atrás no hay forma humana de tumbarse sin clavarte algo, sin estar más doblao que una garrota o sin una mezcla de ambas molestias. La primera vez que lo intenté volví a salir del coche echando hostias más encorvado que Ángel Cristo y buscando una alternativa que fue dormir al raso en la playa. Bueno, la primera alternativa fue intentarlo debajo de una barca puesta boca abajo en la arena pero aborté la misión en cuanto empecé a sentir los primeros síntomas de asfixia.

La segunda vez que intenté dormir en el Clio lo conseguí sin esfuerzo pero tras una ingesta de Stolichnaya digna de una boda cosaca. Habría podido dormirme sobre el negro del wassap. Me desperté con un dolor de breva de espanto y el cuerpo hecho un puzzle, como si acabase de salir del Guernica de Picasso. Nunca se empleó mejor la expresión “dormir a pierna suelta” pues las mías no parecían obedecerme a mí sino a Lina Morgan y estuve un rato tambaleándome como un potrillo recién nacido.

No se me ha ocurrido volver a dormir en mi coche. Ahora le pido de vez en cuando el suyo a mi padre y me voy a calmar mis ansias de furgoneta a lomos de un humilde 4×4 koreano donde sí quepo tumbado detrás! Con mi neverita, mi sillita y mis historias me voy a algún sitio donde puedas dejar el coche aparcado toda la noche casi al lado del mar. Tumbo los asientos de atrás y reconfiguro el maletero en modo “nómada”. Mantas, cojines, musiquita, algo para leer o escribir y comida y bebida a granel no se vaya a desencadenar el invierno nuclear durante mi día y medio de escapada y me pille sin Risketos. A las tres horas el maletero parece un rastrillo, yo ya he hecho con ansia un poco de todo lo que había venido a hacer y estoy medio calavera. Ahora solo me queda pasar el rato mirando el mar sin muchas pretensiones recordándome de vez en cuando que soy muy afortunado por poder sentarme a mirar el mar sin muchas pretensiones.

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