Karma

A mí me gustaría creer en el karma pero me cuesta horrores por dos razones, que son tan demagógicas como incontestables. La primera razón es la cantidad de hijos de puta que campan a sus anchas jodiendo al prójimo y riéndose después en su puta cara sin recibir castigo divino ni humano. La segunda es la cantidad aún mayor de buena gente que deambula por el mundo con la espalda rota de cargar palos y penas. Que sí, que ya sé que quizá en el fondo esa gente sin suerte es más feliz que todos aquellos malparidos. Ya, quizá, pero estaría de puta madre que alguna vez esa felicidad subiese desde el fondo hasta la superficie. Que la vida les diese un respiro o incluso les sonriese tímidamente. Frente a las razones que invitan al escepticismo se suele argumentar que nunca se sabe y que a lo mejor el día menos pensado a todos esos cerdos cabrones les coge una enfermedad chunga y se los lleva por delante. Claro, claro, todo solucionado entonces, porque eso es algo que no le pasa a la buena gente, que nunca enferman y se mueren todos de viejos no te jode. Tampoco me convence el argumento de que las malas personas probablemente no tienen a nadie que les quiera de verdad. Pues a lo mejor, pero no en todos los casos. Si hasta los psicópatas asesinos reciben cartas de amor en la cárcel no veo tan disparatado que alguien se enamore de un capullo integral que no tenga entre sus hobbies el descuartizamiento de humanos. Por no hablar de lo ingenuo que me parece dar por hecho que ser un pobre desgraciado sin suerte conlleve por cojones que tu corazón sea un vergel de sentimientos puros y amor correspondido.

Acabo de darme cuenta de que he sido demasiado categórico negando la mayor al inicio del post así que me la voy a enfundar un poco. Reconozco que creo un poquito en el karma, pero sólo cuando éste es instantáneo. Me refiero a esas ocasiones en las que te portas mal y la vida te devuelve el golpe al momento. Para ilustrarlo mejor tengo un reciente ejemplo de mi propia cosecha. Vas conduciendo tranquilamente por la carretera a media tarde y de pronto ves en el cielo una bandada de pájaros inmensa. Miles de estorninos revolotean sobre la autovía. Cuando el coche se adentra bajo la nube de aves negras el niño travieso que sigue viviendo dentro de ti tiene una ocurrencia de bombero torero. Antes de que tu cerebro repare en que se trata de una nueva mala idea tu mano aprieta con fuerza el claxon y levantas la mirada al cielo esperando una reacción. Ésta no se hace esperar y llega en forma de lluvia de excrementos que deja el parabrisas como la cara de un crío tras merendarse un gofre.

Este episodio no lo cuento solamente para demostraros que tengo la sesera de adorno sino porque ejemplifica de maravilla la única manera en la que puedo concebir el karma. Acción y reacción. Pim Pam. Aunque el Pam llegue años después, como cuando Vito Corleone regresa a Sicilia para matar a Don Ciccio. Ese viejo mezquino dejó huérfano de padre y madre a Vito cuando apenas era un crío, aquí tenemos el Pim, y veinticuatro años después el chaval vuelve ya hecho un machote para abrirle el pecho en canal a Don Ciccio, el Pam. Estas versiones del karma no chocan tanto con mis esquemas mentales porque en ese desarrollo de los acontecimientos hay una “voluntad”, un “agente”, que interviene en el desenlace. Una voluntad impulsada por el sentido del honor de Vito Corleone o por el susto de un pobre estornino. Si esa voluntad que interviene en el ajuste de cuentas no es de origen conocido, o sea, humana, animal o de tipo “ambiental” (como que un temporal se lleve por delante tu casoplón, Pam, por construirlo demasiado cerca del mar, Pim) de algún otro sitio ha de provenir. Y entonces sólo nos queda pensar que hay algo más allá de lo que conocemos, no se sabe muy bien dónde ni se sabe muy bien qué, con la voluntad de organizar el cotarro para que todo lo bueno de este mundo tenga su recompensa y todo lo malo su castigo. Y ahí es donde me chirría el cuento, cuando aparece la magia. Pero puedo estar equivocado, por supuesto, así que si alguno de vosotros sabe con certeza que ese “lo que sea” existe, por favor recordadle que se le está acumulando el trabajo.

Si me cuesta imaginar esa mano divina que imparte justicia no os quiero ni contar la opinión que me merece todo ese rollo de la reencarnación y de recibir en una próxima vida lo que hayas dado en esta. La finalidad de ese cuento chino es muy loable, meternos cierto temor en el cuerpo para que seamos todo lo buenos que podamos, pero creo que se queda un poco corto y no asusta lo suficiente. Puestos a inventarnos un mito acongojante que nos quite las ganas de ser malas personas yo tengo una propuesta. Imaginad que en vez de reencarnaciones chungas o infiernos achicharrantes creyésemos que lo que nos espera al morir fuese una especie de cine donde te aguardan sentaditos tus seres queridos. Pero antes de que puedas abrazarlos y hablar con ellos un acomodador te conduce hasta una solitaria butaca en la primera fila. Las luces de la sala se apagan y empieza la película. La película de tu vida. Todo lo que has hecho y todo lo que te ha pasado por la cabeza se muestra sin cortes ni censuras a la vista de todos. No te está permitido hablar en el cine así que no puedes volverte para intentar justificar ante los tuyos ciertos momentos deshonrosos de tu biografía. No te queda otra que apechugar en silencio con lo que has sido y lo que has hecho durante tu vida. Terminada la película y dependiendo de lo que en ella se haya visto puedes reunirte por fin con tus seres queridos o descubrir que te has quedado solo en el cine porque ni tu madre ha querido seguir viendo lo ruin y miserable que eres. No sé a vosotros pero a mí la sola idea de pasar por tal trance me infunde mucho más miedo que terminar reencarnándome en una garrapata o en un votante de VOX.

2 comentarios en “Karma

  1. Escribes muy bien y no te falta ingenio. ¿Te has planteado publicar algo que mezcle tus fotografías con textos de tu cosecha?

    PS Algo debí hacer mal en la otra vida, porque tengo muy claro que mi voto va para VOX. Supongo que fastidiar lo “correcto” es mi forma de aplicar el karma.

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    1. Muchísimas gracias! Lo de publicar me lo planteo día sí y día no pero supongo que solo con planteárselo no sirve….y es esa otra parte de la que ando escaso.

      No comparto tu voto Luigi pero dudo que lo que voy a votar yo sea el premio a una vida anterior de rectitud y nobleza.

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