Pataleta

Si tienes cuarenta tacos se puede decir que estás a la mitad de tu vida. De las cuatro decadas que te quedan te vas a pasar casi tres de ellas enteritas trabajando, eso si tienes suerte y te puedes jubilar. Si más o menos empezaste a currar de forma “estable” con veinticinco años resulta que hasta ahora solo has currado la tercera parte de lo que vas a currar. Dicho de otra forma, has trabajado quince años y te quedan treinta de curro por delante. Si empezaste a doblar el lomo mucho antes de los veinticinco la buena noticia es que no te queda el doble de vida laboral por delante y la mala noticia es que te siguen quedando los mismos treinta años de poner la alarma.

Me voy a ahorrar los alegatos sacados de El Club de la Lucha, Trainspotting o Matrix porque ya nos los sabemos todos. Pero no me digáis que a veces no os cuesta encontrarle un sentido al hecho de tener que pasarnos casi toda nuestra vida adulta haciendo algo que en la mayor parte de los casos no nos gusta o que preferiríamos no tener que hacer. Que sí, que la vida es así majete y que peor están los niños de África. Precisamente. Que la vida sea así y los niños de África o algunos de tu propio barrio no coman caliente es parte del mismo juego que a ti te va a robar la mayor parte de tu tiempo de vida a cambio de poder comer caliente.

Ese juego es complejo porque somos siete mil millones de jugadores en un tablero de quinientos millones de kilómetros cuadrados y solo hay un dado. Para simplificar la cosa los dueños del juego son los que tiran casi siempre ese dado aunque a otros pocos les dejan tirar de vez en cuando para que no se enfaden. La gran mayoría de jugadores no tira nunca y ni siquiera sabe que está jugando. Con unas reglas tan tramposas el resultado siempre es el mismo. Gente muerta de hambre por un lado, gente haciendo dieta por el otro y gente desesperada por pasar del primer grupo al segundo a costa de no tener vida.

No hay que ser Chomsky para darse cuenta de que a lo mejor las cosas se podrían jugar de otra forma. Pero si hay que ser Chomsky para que se te ocurra esa otra manera de jugar y yo no soy ese señor. Apenas soy capaz de gestionar mi propia vida por lo que me viene grande encontrar la solución al mal reparto de bienes y recursos del planeta. Mi ignorancia en economía y geopolítica solo me permite intuir que con lo que hay sobre el tablero tendríamos de sobra para vivir todos sin penurias. Quizá no solo soy un ignorante sino un demagogo.

Y por si toda esta pataleta no atufaba lo suficiente a rojerismo revolucionario barato la voy a acabar con unas palabras de José Mujica, ese tipo que después de pasarse casi quince años en la cárcel por guerrillero llegó a presidente de Uruguay:

“Como hemos inventado una sociedad consumista y la economía tiene que crecer, porque si no crece es una tragedia….. inventamos una montaña de consumo superfluo, y hay que tirar y comprar, vivir comprando y tirando, y lo que estamos gastando es tiempo de vida, porque cuando yo compro algo no lo compro con plata, lo compro con el tiempo de vida que tuve que gastar para tener esa plata….pero con esta diferencia, la única cosa que no se puede comprar es la vida, porque la vida se gasta….y es miserable gastar la vida para perder libertad”

Un comentario en “Pataleta

Dime algo, que me hace ilusión