Manda huevos que te vayas de camping y por la noche tengas que escuchar roncar a tu vecino. Menos mal que pimplarme enterita la botella de vino blanco consiguió el efecto deseado y no tardé mucho en dormirme y dejar de escuchar los ronquidos de mis vecinos de parcela, Ruud y Meike,  una pareja de holandeses que llegaron de noche al camping y que no encontraron mejor sitio para montar la tienda que a tres metros de la mía. No sé cúal de los dos roncaba pero viendo las hechuras de Meike apuesto a que la respiración de oso con vegetaciones que me llegaba hasta la tienda era suya. Vaya pedazo de señora, era más fácil saltarla que rodearla. A su lado Ruud parecía un tamagochi.

Esta mañana me he levantado temprano y después de un café y una ducha he desmontado el campamento y me he ido a fliparlo por ahí. Para cualquiera que lleve viendo el Tour de Francia desde que tiene uso de razón esto es como un parque de atracciones. En cada cruce de carretera ves señales con nombres de puertos que te retrotraen a tus tardes de verano delante de la tele viendo las gestas de Perico, Indurain y compañía. Hoy tocaba etapa reina. Col du Balés, Col du Peyresourde, Col de Aspin y como fin de fiesta el Tourmalet. No os voy a aburrir más con mis milongas del Tour pero si la felicidad consiste en los pequeños momentos yo hoy he llenado el saco con cada curva que he tomado. ¿Conocéis esa sensación de estar justo donde querías estar? Yo no la conozco demasiado así que encontrarme hoy con ella ha sido de lo mejor que me ha pasado últimamente.

Hoy hago noche en Agos-Vidalos y el camping de aquí está mucho mejor que el de ayer, mejores vistas, mejores instalaciones, hay Grimbergen de grifo en el bar y ni rastro de Tena Lady en las papeleras del baño. Además tienen una piscina que ahora os enseño porque quiero mataros de envidia. La puta Riviera Maya en medio de los Pirineos y para mí solito. No me lo podía creer, me daba hasta cosa meterme de lo paradisíaco que parecía todo pues no está hecha la miel para la boca del asno. Pero me he metido y he chapoteado como un hipopótamo durante un buen rato hasta que me he aburrido y me he ido al bar a ver el fútbol. No había nadie viendo el partido a excepción de un barbudo motero con una camiseta de Lynyrd Skynyrd y la bandera confederada tatuada en un brazo. He rezado a Dios para que no fuese italiano y ha habido suerte, era de Bristol y le sudaba tres cojones el fútbol. A Gary, que así se llama el motero, solo le importan en este mundo su madre y su novia, una Harley Davidson Road King que según él lo ha llevado por medio mundo sin quejarse nunca. Al final Gary me ha invitado a una birra y todo para consolarme tras la derrota balompédica. Un buen tipo, si no eres negro claro.

Con esto del viaje me he perdido las elecciones, qué lástima. Ha ido todo cojonudo ¿no? Luego os extrañáis de que los catalanes se quieran independizar. Visto lo visto no me parece tan mala idea y yo también me subiría a ese carro si no fuese porque los políticos catalanes me inspiran la misma confianza que los del resto de España. Que a nadie se le olvide que descendemos todos del mismo mono. Así que estoy por independizarme yo solito aprovechando que estoy en los Pirineos. Estos paisajes son para dejarlo todo atrás y perderse por aquí para siempre con un taparrabos y un palo.